viernes, 31 de enero de 2014

Escobar, el patrón del mal (3, el léxico)

Declaraciones de Pablo Escobar y otros retazos de la historia

:: pero cómo así, mi'hijo :: dígame pues :: hágale, hágale :: tenga paciencita m'hijo :: ni más faltaba :: Pablo vení aquí :: usted me tiene que dignificar el hogar, compréndalo, Patico :: berraco / verraco :: qué berraquera hermano :: esto es un problema muy berraco :: usted se emberracó conmigo y anda emberracando a mi familia :: huevón :: huevonada :: ni modo, no seas huevón :: la virgen de Atocha me lo proteja y me lo ampare y el divino niño me lo acompañe :: la virgen me lo cuide y lo cubra con su manto :: lo juro por el divino niño de Atocha :: con todo gusto, doña señora :: su madrecita le está llamando :: ah, esto es mucha delicia, muchas gracias mi amor :: vamos a conversar :: yo tengo una preguntica :: pues sí que estamos chistositos hoy :: los noticieros :: los sobrevivientes :: la retaliación :: sacar los canarios a solear :: cucho :: ese man :: eso es la gran vaina :: te cagaste en todos nosotros :: le dimos tremendo patadón :: dar papaya :: usted me puede colaborar en algo :: yo le pido que nos colabore o yo le mando pa'los viáticos :: colabórenos, señora, por favor :: sea buena o si no se muere :: yo estoy aquí para colaborarle en todo lo que necesite :: la platica que no falte :: tráigame una virgencita, una pelaíta que se quiera ganar una platica, y mejor si vive con los abuelitos en vez de con los papás :: gracias, marinito, están bien bonitas las pelaítas :: ¿lo pasaste rico conmigo? :: por el Chili, por verraco, por guerrero, por leal :: ¿estás seguro o me está mamando gallo? :: pero no se me conflictúe, hermano :: esta traedera y llevadera de mensajes no nos lleva a ningún sitio :: uno tiene que ser una persona sencilla, una persona aterrizada :: yo no estoy pa'mucho chiste ahora :: sí señor, yo pienso con la cabeza envenenada :: yo no tengo la culpa de que coincidencialmente se dé la coincidencia :: sólo les falta que se bajen los pantalones y se la dejen hundir :: más o menos, sí, más o menos, no :: como así, cómo así que se entregó :: ya estamos muy viejos para estos juegos pendejos :: pero vos ya estás colmando mi paciencia :: ahora el cagadón es suyo hermano y espero que tenga las huevas para aguantarlo :: la política plantea vicisitudes que se deben sortear :: esto es una leguleyada, un decreto pendejo :: los bandidos somos gente de palabra y nos entendemos entre nosotros, pero con los políticos es muy difícil entenderse porque no son de fiar :: los asuntos de bandidos se resuelven entre bandidos y a usted no le competen, señor viceministro :: los salvajes, sanguinarios y asesinos miembros del ejército :: el ejército criminal y homicida no entra en mi casa (la cárcel de Envigado llamada 'la Catedral') :: esto es una violación a los derechos humanos de nosotros :: nosotros no seríamos capaces de hacer una vaina de esas :: se desconoce el número de víctimas fatales :: yo no tengo por qué matricularme en ninguna corriente :: papá, ¿por qué todos nos miran feo? ::

San Pablo de los Pobres Divino Niño de Atocha Anderson Ballesteros (Chili) como John Jairo Arias (Pinina)

miércoles, 29 de enero de 2014

Escobar, el patrón del mal (2, la serie)

ESCOBAR, EL PATRÓN DEL MAL, creada por Juana Uribe y Camilo Cano, basada en La parábola de Pablo de Alonso Salazar. Con Andrés Parra, Angie Cepeda, Vicky Hernández, Cecilia Navia, Nicolás Montero, Ernesto Benjumea, Anderson Ballesteros [...] Tema La última bala por Yuri Buenaventura. 113 capítulos (74 en versión internacional). Producida por Caracol TV. Colombia, 2012.

[ La historia en 113 capítulos |1| Enelia le da sus primeros consejos a Pablo |2| Pablo comienza a jugar con candela |3| Pablo Escobar huye de la cárcel |4| Pablo se entrega a las autoridades |5| Pablo y Gonzalo inauguran la Hacienda Nápoles |6| Una nueva fuerza armada nace Virginia Vallejo y Pablo Escobar en rueda de prensa |7| Pablo Escobar tiene su primer encuentro con la política |8| Pablo Escobar quiere ser miembro del Congreso de la república |9| Paty por poco descubre las andanzas de Pablo |10| A Escobar se le facilita su incursión en la política |11| Regina Parejo aparece en la vida de Pablo Escobar |12| Escobar es elegido como honorable representante a la Cámara |13| Escobar busca ser el Robin Hood criollo |14| Un duro debate pone en jaque a Rodrigo Lara |15| Galán le pide una explicación a Lara |16| El Ministro sorprende al país con sus declaraciones |17| La Policía desmantela Tranquilandia |18| Pablo Escobar emprende su venganza |19| Atentado acaba con la vida de Rodrigo Lara |20| El magnicidio de Lara causa conmoción en el país |21| Tras las huellas de los criminales |22| Pablo y Gonzalo llegan a Panamá |23| Escobar no se sale con la suya Fabio Ochoa, Guillermo Londoño, Óscar Escobar, Jorge Vélez, Mario Vélez, Santiago Uribe |24| En busca de protección y aliados |25| A Escobar sus propios hombres lo empiezan a traicionar |26| Prueba reina definiría la extradición |27| El MR-O ejecuta la Toma del Palacio de Justicia |28| Ola de terror en contra de jueces |29| La Policía, tras las huellas de Herber |30| Asesinan al Magistrado Zuluaga |31| Jiménez se protege ante las amenazas |32| Declaran inexequible la extradición |33| Los extraditables buscan la manera de ser juzgados en Colombia |34| En busca de la prueba reina |35| Atentan contra el corresponsal de El Espectador |36| El Coronel Jiménez corre peligro |37| Muere vilmente el Coronel Jiménez |38| El país, horrorizado con la muerte del Coronel Jiménez |39| La Policía inspecciona la Hacienda Nápoles |40| La vida de Cano está en peligro |41| Guillermo Cano es asesinado |42| El país llora la muerte de Cano Guillermo Cano, director de El Espectador, asesinado |43| La prensa rechaza el asesinato de Cano |44| La maldad de Escobar traspasa fronteras |45| Escobar quiere asesinar a Herber |46| A Escobar le conviene tener vivo a Herber |47| Marcos Herber es capturado por la Policía |48| Escobar burla a las autoridades |49| Escobar vende a sus propios hombres |50| Mauricio, muy cerca de descubrir la traición de Pablo |51| Escobar le entrega un falso positivo a Pedregal |52| Escobar anuncia una nueva guerra |53| Explotan petardos en Drogas El Rebajón |54| Pedro Motoa es detenido |55| El Cartel de Cali prepara un atentado contra Escobar |56| El Marino asesina a Yesenia |57| Motoa es dejado en libertad |58| Atentan contra Pablo Escobar y su familia |59| Escobar no deja que su cabeza tenga precio |60| Secuestran a Andrés Pastrana |61| Escobar le da la cara a Pastrana Luis Carlos Galán, candidato a la Presidencia, asesinado |62| La guerra se recrudece entre el Estado y los narcos |63| Anuncian el asesinato del Procurador General de la Nación |64| La furia y los celos, los peores enemigos de Escobar |65| Pablo Escobar desata toda su ira |66| El Mariachi prepara un plan siniestro |67| Nuevas víctimas del terror de Pablo Escobar |68| El Coronel Quintana no tiene salida |69| El Coronel Quintana es asesinado |70| Pese a las advertencias, Galán decide ir a Soacha |71| El crimen que hizo reaccionar al país |72| El país se conmociona con la pérdida de este valiente |73| El Gobierno se compromete a dar con los asesinos |74| Ana María Cano busca la seguridad de El Espectador |75| Atentan contra El Espectador |76| El Espectador sigue adelante |77| Cae el primer miembro de la familia de Escobar |78| Escobar ordena dos grandes atentados |79| Peraza recibe un sobre bomba |80| Un cruel y atroz atentado conmociona a Colombia |81| Atentan contra el edificio del DAI |82| El narcoterrorismo no triunfará comunicado de Los Exraditables |83| El grupo élite, tras las huellas del Mariachi |84| El Grupo élite y el Mariachi se enfrentan |85| Las autoridades dan de baja al Mariachi |86| Escobar envía un mensaje al Gobierno |87| Los extraditables aceptan el llamado de paz |88| Cancelan las negociaciones de paz |89| Escobar le pone precio a los policías |90| Cae otro candidato presidencial |91| Escobar emprende la guerra contra Pabón |92| Escobar revela las intenciones de las Autodefensas |93| Atentan contra Pizano |94| Pabón recibe una jugosa propuesta |95| Cae el Chili, la mano derecha de Escobar |96| Las autoridades, cada vez más cerca de Escobar |97| Escobar se enferma de paludismo |98| Gonzalo Gaviria cae en enfrentamiento con el Grupo élite |99| Diana Turbay cae en las garras de Pablo Escobar |100| Turbay es secuestrada por orden de Escobar |101| Maruja y Berenice, víctimas del patrón del mal |102| Los Motoa están pensando en entregarse Escobar: 'Prefiero una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos' |103| Diana Turbay muere en su rescate |104| Un sacerdote será intermediario para la paz |105| Escobar planea entregarse |106| Escobar se entrega a las autoridades |107| El Cartel de Cali quiere negociar con Escobar |108| Escobar sigue delinquiendo desde La Catedral |109| El Gobierno autoriza la creación de un Bloque de Búsqueda |110| Muere Caín, otro hombre de Pablo Escobar |111| Caen poco a poco los hombres de Pablo Escobar |112| Los pepes atentan contra la familia Escobar |113| La muerte de Pablo Escobar ]

lunes, 27 de enero de 2014

Pablo Escobar, el patrón del mal (1, primeras referencias)

El patrón del mal

by MARIO VARGAS LLOSA | 25 AGO 2013

«La serie de la televisión colombiana Escobar, el patrón del mal ha tenido mucho éxito en su país de origen y no cabe duda que lo tendrá en todos los lugares donde se exhiba. Está muy bien hecha, escrita y dirigida, y Andrés Parra, el actor que encarna al famoso narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria, lo hace con enorme talento. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con otras grandes series televisivas, como las norteamericanas The Wire o 24, ésta se sigue con incomodidad, un difuso malestar provocado por la sensación de que, a diferencia de lo que aquéllas relatan, Escobar, el patrón del mal no es ficción sino la descripción más o menos fidedigna de una pesadilla que padeció Colombia durante unos años que vivió no bajo el imperio de la ley sino del narcotráfico.
Pablo en la hacienda Nápoles
Porque los 74 episodios que acabo de ver, aunque se toman algunas libertades con la historia real y han cambiado algunos nombres propios, dan un testimonio muy genuino, fascinante e instructivo sobre la violenta modernización económica y social —un verdadero terremoto— que trajo a la aletargada sociedad colombiana la conversión, por obra del genio empresarial de Pablo Escobar, de lo que debía ser en los años setenta una industria artesanal, en la capital mundial de la producción y comercio clandestinos de la cocaína. Desafortunadamente, este aspecto de la trayectoria de Escobar —su miríada de laboratorios en la cordillera y en las selvas, las rutas clandestinas por las que la droga, cuya materia prima al principio era importada de Perú, Bolivia y Ecuador, y refinada en Colombia, luego se exportaba de allí a Estados Unidos y al resto del mundo— está apenas reseñado en la serie, que se concentra en la experiencia familiar del narcotraficante, sus vidas pública y clandestina, sus delirios y sus horrendos crímenes.
Pablo Escobar, el patrón del mal, la serie
Su ambición era tan grande como su falta de escrúpulos, y los delirios y rabietas que lo inducían a ejercitar la crueldad con el refinamiento y frialdad de un personaje del marqués de Sade contrastaban curiosamente con su complejo de Edipo mal resuelto que lo convertía en un corderillo frente a la recia matriarca que fue su madre y su condición de esposo modelo y padre amantísimo. [...]»
El patrón del mal

by ELVIRA LINDO | 6 OCT 2013

«[...] El caso es que no debo ser flor de estos tiempos porque me estimula enormemente la perspectiva de tener por delante Breaking Bad para el invierno, cuando ya sé que miles de ojos han sucumbido a ella asegurando que el final está a la altura del desarrollo. Las novelas son para el verano; las series son para los domingos de invierno, cuando prefieres no salir para no deprimirte viendo a gente que se le pone cara de víspera laboral. Pero este verano a punto estuve de subvertir la regla, porque ocurrió que una noche, dispuesta como estaba a encontrar un entretenimiento televisivo fuera como fuera, me encontré en Intereconomía (he dicho bien) con un tesoro inesperado: la serie colombiana Pablo Escobar, el patrón del mal, una producción que ha arrasado en Latinoamérica, que glosaba hace poco Vargas Llosa en un artículo, y que ha puesto al pueblo colombiano, en una narración sin concesiones al romanticismo peliculero, frente a la vida de un personaje que infectó de crueldad e ilegalidad su país.

Pablo Escobar es Andrés Parra

Fue amado y odiado casi a partes iguales, entronizado por algunos sectores populares como una especie de héroe del pueblo. La serie se emitía en el canal de El gato al agua todas las noches: el sueño de todo adicto a la ficción por capítulos. El rostro de ese genio llamado Andrés Parra, el actor que encarnaba al narcotraficante, nos sedujo de tal modo que a los pocos días el vocabulario de Escobar se había incorporado ya al nuestro: verraco, culicagado, gallinacear, mamar gallo, tarrao, pelada... Parra, ese admirable actor que afirma no creerse a los actores que sufren mucho, igual que no entiende al cirujano al que le da miedo la sangre, pidió ayuda por vez primera en su carrera a expertos para que le ayudaran a entender la personalidad de tan complejo personaje, y así se lo definieron: un antisocial-agresivo-sádico. Parra se puso peluca, se dejó bigote y buceó en la crueldad de la historia reciente de un país que pasó de ser el país del café a convertirse en el paraíso de la coca [...] Porque créanme [la serie], es oro puro.»

viernes, 24 de enero de 2014

Ackerley and Friends

Young Ackerley with his father
«Aunque a lo largo de los años pasaron por mis manos doscientos o trescientos jóvenes, no me consideraba libertino sino monógamo, todo se debía a la mala suerte, y a medida que pasaba el tiempo más serio me volvía al respecto. Tal vez como reacción a las dificultades que había tenido en el colegio, en el ejército y en Cambridge, a la ansiedad, el nerviosismo, el sentido de culpa que me habían acosado en todo momento (aunque entonces no lo consideraba sentido de culpa, si es que realmente lo era), estaba elaborando teorías sobre la vida que me convinieran: el sexo era delicioso y tenía una importancia primordial, había que salvar al instante la distancia entre la boca y la entrepierna, había que desvestirse lo antes posible, nada de hacer la corte y de tonterías, nada de andarse, por así decirlo, con rodeos, la manera más rápida, quizá la única, de conocer a alguien a fondo era estando desnudo con él en la cama, porque ambos quedaban entonces desprovistos de todo disfraz o pretensión, todas las cartas se ponían boca arriba y uno podía saber si se trataba del Amigo Ideal.
      Dudo que llegara nunca a formular lo que quería decir con lo del Amigo Ideal, pero ahora que han pasado los años creo que, en retrospectiva, podría describirlo de una manera en parte negativa enumerando algunos de los muchos motivos de descalificación. No debía ser afeminado, de hecho mejor que fuera normal; no excluía que fuera instruido, pero no quería especialmente que lo fuera, la instrucción la podía aportar yo y era algo que siempre había resultado un obstáculo para la persona amada; debía aceptarme a mí y a nadie más; debía resultarme atractivo físicamente y ser más joven que yo: cuanto más joven mejor, porque más inocente podría ser; por último debía ser más bien bajo, sensual, circunciso, sano físicamente y limpio: ni fimosis ni halitosis ni bromidrosis. Cabe pensar que me había impuesto a mí mismo una tarea tan difícil de realizar que equivalía casi a negarme a propósito toda posibilidad de éxito; cabe pensar también que la razón de que buscara a esa persona no dentro de mi propia clase social sino entre la clase trabajadora, pero siempre en pos de esa inocencia que en mi propia clase me había sido imposible tocar, era que el sentido de culpa que tenía con respecto al sexo me obligaba a desahogarlo en los que eran inferiores a mí socialmente. Esto no me lo he planteado hasta hace poco y puede que sea cierto, no lo tengo del todo claro; si alguien me lo hubiera hecho ver entonces, probablemente habría dicho que los chicos de la clase trabajadora eran menos reservados y más comprensivos, y que la amistad con ellos permitía conocer aspectos de la vida interesantes y hasta entonces desconocidos.» (pp. 127-128)
J.R. ACKERLEY
Mi padre y yo (My Father and Myself, 1968)
Trad. Rafael Ruiz de la Cuesta
Anagrana 1991

miércoles, 22 de enero de 2014

Edward St. Aubyn y su repajolero padre

 «—Ven aquí —dijo su padre.
Patrick se acercó.
  —¿Te cojo de las orejas?
  —¡No! —gritó Patrick.
Era una especie de juego. Su padre alargaba las manos y le cogía las orejas entre el pulgar y el índice. Patrick se agarraba de las muñecas de su padre y este fingía levantarlo por las orejas, pero en realidad Patrick se aguantaba con los brazos. Su padre se ponía de pie y lo levantaba hasta que sus ojos quedaban a la misma altura.
  —Suelta las manos.
  —¡No! —gritó Patrick.
  —Tú suelta y yo te soltaré al mismo tiempo —dijo su padre en tono persuasivo.
Patrick soltó las muñecas de su padre, pero su padre continuó agarrándole de las orejas. Por un momento todo el peso de su cuerpo colgó de las orejas. Rápidamente volvió a cogerse de las muñecas de su padre.
  —Ay —se quejó—. Has dicho que me soltarías. Suéltame las orejas, por favor.
Su padre continuó sosteniéndolo en alto.
  —Hoy has aprendido algo muy útil. Debes pensar siempre por ti mismo. No dejes que los demás tomen decisiones importantes por ti.
  —Suelta, por favor. Por favor.
Patrick estaba a punto de llorar, pero reprimió la sensación de desesperación. Notaba los brazos agotados, pero si los relajaba parecía que fueran a arrancarle las orejas, como la película dorada de un bote de crema, de los laterales de la cabeza.
  —Me lo has dicho —bramó—. Me lo has dicho.
Su padre le soltó.
  —No lloriquees —le dijo su padre en tono aburrido—, resulta muy poco atractivo.
Se sentó al piano y empezó otra vez la marcha, pero Patrick no bailó.» (pp. 28-29)

REPAJOLERO, RA:
1. adj. coloq. pajolero.
 
El padre
(Las novelas de Patrick Melrose)
EDWARD ST. AUBYN
(Nevermind, Bad News,
Some Hope, 1992 y 1994)
Trad. Cruz Rodríguez Juiz
Literatura Mondadori, 2013

sábado, 18 de enero de 2014

Andar deprisa (es más que andar)

«(...) dice el psiquiatra Carlos Mur, director de hospital Psiquiátrico de Leganés. “Y lo hago convencido de su eficacia química, no solo, como se decía antes, para generarles a los pacientes una sensación subjetiva de bienestar. El ejercicio aeróbico, el running o el andar deprisa libera por un lado mioquinas, sustancias que influyen en los neurotransmisores y en las reacciones químicas que se desencadenan, por ejemplo, en casos de somatización por ansiedad, y por otro libera endorfinas, opiáceos endógenos con efectos relajantes y euforizantes. Generan la sensación de bienestar que todo el mundo siente al sudar. Activan los mismos receptores gabaérgicos que las benzodiacepinas, los ansiolíticos más comunes. El ejercicio ayuda a eliminar tensiones y somatizaciones en tejidos óseos y musculares, como la fibromialgia. Y libera adrenalina y testosterona, los principales ayudantes para generar situaciones de ansiedad, angustia y pánico. Hay que liberarse de la adrenalina”.»

«(segun Mikel Izquierdo) "El músculo es un órgano endocrino que ponen en marcha reacciones moleculares y libera sustancias vasodilatadoras, relajantes, estimulantes… El ejercicio provoca relajación muscular posterior, aumento de la temperatura corporal, aumento de la liberación de catecolaminas como la adrenalina, dopamina y serotoninas, cambio en las ondas cerebrales e incremento del flujo sanguíneo y oxigenación del sistema nervioso central”. Más que de los mecanismos por los que el ejercicio actúa como un medicamento, Izquierdo prefiere hablar de ejemplos prácticos, cuenta, por ejemplo, cómo el ejercicio físico ayuda a frenar el desarrollo del alzhéimer, pues el entrenamiento de fuerza sirve para mejorar la función cognitiva (...) se detalla la prescripción de ejercicio para tratar y prevenir enfermedades como la hipertensión, la diabetes, enfermedades cardiovasculares y enfermedad pulmonar obstructiva, osteoporosis, cáncer de colon, cáncer infantil, artritis reumatoide, fibrosis quística y depresión.»

«"(...) Mucha gente no lo sabe, pero el mejor predictor de esperanza de vida es la capacidad de andar. Midiendo la velocidad de marcha de los ancianos se puede predecir, casi con precisión de una semana, cuánto van a vivir”.»
De ¿Un lexatin? No, mejor váyase a sudar al parque  
Carlos Arribas. El País, 17/12/2012  

jueves, 16 de enero de 2014

China para caníbales

«Sin embargo, el horror se paseó libremente no hace mucho tiempo por esta provincia. Durante la campaña de exterminio de los "enemigos del proletariado" a que se entregaron los guardias rojos durante la Revolución Cultural, muchos de los clasificados en dicha categoría fueron devorados después de su ejecución. No estoy hablando de un hecho aislado sino de una práctica que se volvió algo habitual en Guangxi durante aquellos años. Centenares, si no miles de personas, sirvieron de pasto a las fieras en que se convirtieron sus conciudadanos; al parecer la élite revolucionaria se reservaba el corazón y el hígado, mientras que el pueblo llano tenía que conformarse con brazos y piernas. Algunas de las víctimas fueron descuartizadas mientras aún estaban vivas. La aniquilación del enemigo se convirtió en un ritual en el que los miembros de la comunidad estrechaban sus lazos mediante el acto de canibalismo.
   Ingerir carne humana tiene una cierta tradición en China. En el 205 a.C. el primer emperador Han, Gao Zu, a la vista del hambre reinante en el país que acababa de conquistar, promulgó un edicto que permitía a los padres vender a sus hijos. Siglos después aún era práctica común en varias regiones de China que las familias campesinas intercambiasen a sus hijos para no tener que comerse a los propios. Y durante la gran hambruna que tuvo lugar en 1958, coincidiendo con el "Gran salto hacia adelante", están documentados cientos de casos de canibalismo y de padres que mataron a sus hijos para alimentarse con ellos.» (pp. 151-152)

lunes, 13 de enero de 2014

Llucia Ramis: Tot allò que una tarda morí amb les bicicletes

«Record els seus cabells enganxosos, agafats en una cua de cavall, la seva boca fastigosa però, sobretot, la seva olor. S'havia dutxat amb un perfum que devia considerar mascle, massa dolç. El seu pare era taxista. Una companya de l'institut m'havia donat el seu telèfon i mai no sabré per què li vaig trucar. Em posà la mà al voltant de la seva polla, dura i grossa. Me mostrà com havia de masturbar-lo, asseguts al seu llit, mentre la seva llengua de serp m'omplia els llavis, la barbeta, de baba. Amollà una frase lapidària: no intentar-ho per por del fracàs és com suïcidar-se per por de morir. Afegí: per què no ho fem? "Fer-ho" era un eufemisme.
   Era el primer cop que ens vèiem, aquell horabaixa del mes de març, després de classe, i no sabia què contestar. Vull dir que vaig contestar que no, però tenia la seva polla a la mà i li estava fent una palla. Per què no?, preguntava ell. I a mi el que em confonia era per què l'estava masturbant, si em feia oi, per què no sortia corrent, per què no sabia contestar en aquella pregunta.
   Idò perque no, vaig resoldre (perquè som una nina, ens acabam de conèixer, no pens desvirgar-me amb el primer desconegut que m'ho proposi, em penedesc d'haver vengut i la gent com tu hauria d'extinguir-se, porc miserable de merda. No era tan difícil).
   Sempre la vergonya. No saber dir les coses. Vaig balbucejar alguna idea sobre un embaràs —i per què cony havia de donar-li explicacions en aquell malparit filldesamare?—, i ell contestà, ben feliç, que no passava res. Que podría prendre la pastilla de l'endemà i s'ha acabat.
   El seu perfum penetrant, la seva polla a la mà, les ganes de vomitar.
[...]
—Si no vols que ho fem, et violaré. » (pp. 145-146)
  
Llucia Ramis
(Palma de Mallorca, 1977)

Tot allò que una tarda morí amb les bicicletes
(Columna, 2013)

Todo lo que una tarde murió con las bicicletas
(Asteroide, 2013)

viernes, 10 de enero de 2014

Siri Hustvedt: La mujer temblorosa o la historia de mis nervios

«Recibo una carta de tres páginas escritas a un espacio de la doctora L. Es un resumen de nuestro encuentro y de los pasos que debo seguir. Es una mujer muy concienzuda. Hay una frase que me llama la atención: "En concreto, el historial y el examen físico indican que la paciente padece una migraña clásica, que en ocasiones puede devenir en estado migrañoso, y le preocupa la posibilidad de sufrir una epilepsia del lóbulo temporal, basándose en el historial y las características de los episodios." Ay, mi vida se desarrolla en la zona fronteriza de la Cefalea. Casi todos los días me despierto con jaqueca, que amaina después de tomarme un café, pero también, casi a diario, va acompañada de algún dolor, de una especie de nube que se instala en mi cabeza y de una extrema sensibilidad a la luz, a los sonidos y a la humedad ambiental. Casi todas las tardes me tumbo y hago mis ejercicios de biorretroalimentación para calmar mi sistema nervioso. El dolor de cabeza soy yo y comprenderlo ha sido mi salvación. Quizás ahora el truco consista en integrar del mismo modo a la mujer temblorosa, en reconocer que ella también forma parte mí.» (p. 187)
La mujer temblorosa
o la historia de mis nervios

SIRI HUSTVEDT
(The Shaking Woman
or A History of My Nerves
, 2009)
Trad. Cecilia Ceriani
Anagrama/Argumentos, 2010

martes, 7 de enero de 2014

John Barth (& Eduardo Lago): El plantador de tabaco

«Es decir, carecía por temperamento de inclinación hacia cualquier carrera y, lo que es peor (como si aquello no fuera de por sí desgracia suficiente), consecuentemente, Ebenezer no parecía corresponder a ningún tipo de persona: la variedad de temperamentos y caracteres que le fue dado observar en Cambridge y en la literatura le resultaba tan seductora como la variedad de trabajos que había en la vida, e igualmente difícil elegir entre ellos. Admiraba por igual al sanguíneo, al flemático, al colérico, al melancólico, al esplénico y al equilibrado; al necio como al sabio; al entusiasta, al chapado a la antigua, al charlatán y al taciturno, y el dilema mayor de todos: tanto admiraba al coherente como al incoherente. De manera similar, parecíale tan bueno ser gordo como ser flaco, ser bajo o alto, feo o guapo. Para completar sus dudas —lo cual probablemente fuera consecuencia de lo que antecede—, a Ebenezer podía convencerlo, al menos teóricamente, cualquier filosofía del mundo, incluso cualquier opinión que se sostuviera con firmeza, bien porque estuviera poéticamente concebida, bien porque tuviera una exposición atractiva, ya que él no parecía sentirse emocionalmente predispuesto en favor de nada. Antojábasele una idea bella que el mundo estuviera hecho de agua, según afirmaba Tales, o que fuera de aire, a la Anaxímenes, o de fuego, a la Heráclito, o las tres cosas a la vez y además, de barro, como juraba Empédocles; que todo fuera materia, como mantenía Hobbes, o que todo era espíritu, como proclamaban algunos de los seguidores de Locke, parecíanle cosas igualmente probables a nuestro poeta, y por lo que se refiere a la ética, de haber podido elegir las tres cosas y no sólo una, hubiera disfrutado muriendo una vez como santo, otra, como un gran pecador, y entre ambas, una más como tibio.

   Nuestro hombre —en resumidas cuentas—, gracias tanto a Burlingame como a sus inclinaciones naturales, sentía vértigo ante la belleza de lo posible, alzaba las manos cuando se trataba de elegir. Aunque había terminado el curso, él seguía en Cambridge. Por espacio de una semana se limitó a languidecer en sus habitaciones, enfrascado en la lectura y fumando pipa tras pipa de tabaco, al que habíase hecho adicto. Por fin leer se tornó imposible; fumar, una molestia excesiva: se paseaba incansablemente por la habitación. Parecía que la cabeza siempre estaba a punto de dolerle, pero nunca empezaba.» (pp. 43-44)



EL PLANTADOR DE TABACO
(The Sot-Weed Factor, 1960)
JOHN BARTH
Traducción y prólogo de EDUARDO LAGO
Sexto Piso, 2013

viernes, 3 de enero de 2014

Eduardo Lago prologa a Barth (y se mete en la cueva del erizo)

«El autor de Maryland [John Barth] se inicia en las lides de la escritura en un momento crucial de la historia de la novela norteamericana. La tradición narrativa de aquel país había tenido un arranque formidable a mediados del siglo XIX, con dos narraciones que tienen como trasfondo el mar: La narración de Arthur Gordon Pym (1838), de Edgar Allan Poe, padre a su vez del cuento norteamericano, y Moby Dick (1851), de Herman Melville. Una centuria después, la novela americana se encuentra en una singular encrucijada. Barth explicó bien lo que estaba sucediendo en un ensayo publicado en la revista Atlantic, en 1967, que lleva el título apocalíptico de La literatura del agotamiento, y que no es otra cosa que un manifiesto del llamado (con no mucha fortuna) postmodernismo, una manera de narrar que, si es preciso resumirla en una idea, consiste en expresar una marcada preocupación por la vida interior de las historias: lo que importa no es tanto, o tan sólo, lo que se cuenta, es sobre todo cómo se cuenta. El artículo tuvo una grata repercusión por razones equivocadas. La gente creyó que Barth hablaba del agotamiento de la literatura, cuando lo único que decía era que la novela, el más joven de los géneros literarios y el que más cargado estaba (y sigue estando) de futuro, había quemado una etapa: la del alto modernismo. Joyce y tras él Beckett, y después de ellos Nabokov, uno de los pioneros del nuevo movimiento, habían llevado las cosas a un punto sin retorno. Se trataba ahora de ver por dónde era posible seguir. En el fondo no se trataba más que de llevar a cabo un relevo estilístico y generacional, anteponiendo al vocablo modernismo el prefijo post. Dos autores que circulaban por distintas carreteras hablan llegado de manera totalmente fortuita al mismo motel: Vladimir Nabokov, quizá, el primer escritor propiamente postmoderno, y Jack Kerouac, cuya sensibilidad beat no se había desgajado por completo de los modos del realismo. Más que chocar, sus poéticas habían discurrido por caminos paralelos y tan distintos entre sí que jamás llegaron a encontrarse. Salvo su coincidencia en el tiempo, Lolita y En el camino, posiblemente las dos mejores novelas de carretera jamás escritas, no tenían mucho en común. La década de los cincuenta resulta un tanto confusa. En 1951 Salinger había publicado El guardián entre el centeno, en 1953 Saul Bellow dio a conocer Las aventuras de Augie March, en 1955 salen a la luz Lolita (en París, aunque originalmente está escrita en inglés) y Los reconocimientos, de William Gaddis. Por si no hubiera suficiente mezcla de estilos y tendencias, en 1957 Jack Kerouac publica En el camino. Se podrían añadir nombres, pero con mencionar El almuerzo desnudo (1959), la audaz novela de William Burroughs, probablemente sea suficiente. Éste es el panorama al que se asoma John Barth, que lleva bajo el brazo un programa de regeneración de la novela en el que ni mucho menos está solo (habría que mencionar, como mínimo, a William Gass, Robert Coover y Donald Barthelme). Lo importante es hacer hincapié en el hecho de que se trata de un mero paso adelante en la cronología del género novelístico: tras la modernidad, algo a lo que nadie supo poner un nombre mejor que postmodernismo (hay quien habla de metaficción, y el término es adecuado. aunque se trata de una forma de jugar con el relato que encontramos ya en Cervantes).» (pp. 18-20 del prólogo de Eduardo Lago a El plantador de tabaco de John Barth)

   
(imprescindible) Eduardo Lago hablando de literatura desde la cueva del erizo.
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