martes, 24 de marzo de 2015

EEUU 2015: pronóstico del tiempo

lunes, 23 de marzo de 2015

EEUU 2015: calendario previsto

23 MARZO

BCN --> LV
24

HK --> LV


 25-26
27

Las Vegas
28-29 Cañón del Colorado
30
California
31

California
1 ABRIL

California
2

California
3 San  Francisco 4
San Francisco
5
SF --> NY
SF --> HK
6

Nueva York
7-8 Nueva York 9

Nueva York
10

Nueva York
11

NY--> BCN
12

BCN

jueves, 19 de marzo de 2015

Aleksandar Hemon: El libro de mis vidas

«[...] De vez en cuando la veíamos jugar con Mingus, el alienígena o el otro completamente imaginario, darle medicinas ficticias o tomarle la temperatura, valiéndose del vocabulario que había aprendido durante sus visitas al hospital o por habernos oído hablar a nosotros de la enfermedad de Isabel. Nos decía que Mingus tenía un tumor y que le habían hecho análisis, pero que se recuperaría al cabo de dos semanas. En otro momento, Mingus incluso tenía una hermana menor llamada Isabel, que no se parecía en nada a la hermanita de Ella, que también tenía un tumor y que también iba a recuperarse al cabo de dos semanas. (Caí en la cuenta de que dos semanas era aproximadamente la longitud del futuro que Teri y yo nos atrevíamos a concebir por entonces.) Fuera cual fuese el conocimiento casual sobre la enfermedad de Isabel que hubiese almacenado Ella, fueran cuales fuesen las palabras que elegía al compartir nuestra experiencia, todo lo procesaba a través del hermano imaginario. Era evidente que echaba de menos a su hermana y Mingus le proporcionaba también algún consuelo en ese sentido. Añoraba que estuviéramos juntos como familia, lo cual explica quizá que un día Mingus apareciese con padres propios y se fuese a vivir con ellos a una casa cercana, aunque volvió a la nuestra al día siguiente. Ella exteriorizaba sus complicados sentimientos atribuyéndoselos a Mingus, que obraba en consecuencia.

Un día, durante el desayuno, mientras Ella se tomaba los cereales y divagaba sobre su hermano, me di cuenta con repentina humildad de que la niña hacía exactamente lo que yo venía haciendo como escritor desde hacía años: los personajes de mis libros me permitían entender lo que me costaba entender como persona (lo cual, hasta el momento, ha sido casi todo). De un modo muy parecido a Ella, me encontraba sobrado de palabras, cuya riqueza excedía los desdichados límites de mi biografía. Necesitaba espacio narrativo para dilatarme en él; necesitaba más vidas; también yo había necesitado otros padres y algún otro que no fuera yo para que tuviese por mí mis pataletas metafísicas. Yo cocinaba aquellos avatares en el caldo de mi cambiante personalidad, pero no eran yo: hacían lo que yo no haría ni podría hacer. Mientras oía a Ella dar vueltas y revueltas a las aventuras de Mingus, comprendí que la necesidad de contar historias estaba profundamente arraigada en nosotros e inseparablemente engranada con los mecanismos que generan y absorben el lenguaje. La imaginación narrativa, y en consecuencia la ficción, es una herramienta evolutiva básica para la supervivencia. Procesamos el mundo contando historias y producimos conocimiento humano con nuestro compromiso con los yoes que imaginamos.» (págs. 217-218)

ALEKSANDAR HEMON
EL LIBRO DE MIS VIDAS
(The Book of my Lives, 2013)
Trad. Antonio-Prometeo Moya
DUOMO NEFELIBATA, 2013
232 páginas
Primeras páginas

Aleksandar Hemon nació en Sarajevo -antigua Yugosla- via- de padre ucraniano y madre serbia. Licenciado en literatura, en 1992 se traslada a Chicago para perfeccionar su inglés. Allí le sorprende la guerra de Bosnia y no puede regresar a Sarajevo. Tras establecer- se en EEUU, en 1995 empe- zó a publicar en inglés.

· El libro de mi vida en el web de Vila-Matas.
· No escribir sobre la muerte de mi hija habría supuesto renunciar a la literatura, Valerie Miles en ABC.
· La guerra que acabó con el yo, R. Menéndez Salmón.
· La hija del Este, Cl. Usón.
Imagen del cerco de Sarajevo

sábado, 14 de marzo de 2015

Pau Riba: Sa meu mare

«La seva mort m'engaxà a Madrid i fou una garrotada doble: al matí quan em van anunciar que estava molt malament, que havia tingut una embòlia i se li havia paralitzat mig cos, i la mateixa tarda quan em comunicaren el decés. Ambdós cops vaig trucar a la Memi per compartir l'emoció. El primer per dir-nos sense dir-nos els que tots dos sabíem sense saber: que havia arribat l'hora, que la mare havia arribat a la fi del camí i que aquest cop ja no hi hauria més miracles; el segon per abraçar-nos sense tocar-nos i unir-nos en un perllongat silenci que ella trencà per contar-me, encara un xic alterada, un fet curiós ocorregut no feia gaire estona: després de dinar [...] havien sortit a passejar pel poble aprofitant que feia un sol espaterrant quan, sense més ni més, s'havien trobat amb una inesperada i violenta tempesta de vents arremolinats que escombraven les fulles i ho arrossegaven tot, i que les havia obligat a refugiar-se en un portal. Després havia caigut un ruixat estrany, més que no pas una pluja, un ruixat de gotes enormes i molt espaiades, d'aquelles que esclaten sorollosament, i que, en decidir aprofitar uns moments de calma per tornar a casa, havien trobat unes ales de papallona enmig del camí. El plor fou inevitable (ja se sap que no plorem per ells —els morts—; plorem per nosaltres): hi ha moments cridats a naufragar en la llàgrima [...]» (pàgs. 111-112)
Muerte de la madre, Jenn Díaz (JotDown, 9/03/2915)

Pau Riba
Sa meu mare
Ara Llibres, 2014
144 págs. | 15, 90 €


El convidat (tv3, 2009)

jueves, 12 de marzo de 2015

Denis Johnson: Sueños de trenes


Denis Johnson
SUEÑOS DE TRENES
(Train Dreams. A novella, 2002)
EXCERPT
Trad: Javier Calvo
Random House, 2015
137 págs. 14,90 €
«Construyó su cabaña de unos seis metros por seis de planta. Primero tiró cuerdas y asentó unos cimientos de piedras dentro de un foso que cubría hasta la rodilla a fin de llegar por debajo de la línea de congelación. A continuación desbastó los troncos y los talló para dejarlos bien alineados los unos con los otros, haciéndoles muescas y apoyándose los más altos sobre la espalda para levantarlos hasta el lugar donde tenían que ir. En un mes había levantado cuatro paredes de más de dos metros y medio de alto. Las ventanas y el tejado los dejó para más adelante, cuando pudiera conseguir madera del aserradero. Echó su toldo de lona por encima del lado este para que no le entrara agua de la lluvia. No había hecho falta desbastar la madera porque de aquello ya se había encargado el fuego. Había oído decir que la madera de árboles muertos por el fuego era la que más duraba, pero la cabaña apestaba. Se dedicó a quemar montones de agujas de pino de Banks en medio del suelo de tierra, intentando cambiar la naturaleza del olor, y al cabo de un tiempo le pareció que lo había conseguido.
    A principios de junio apareció la perra de pelo rojizo, se asentó en un rincón y parió una camada de cuatro cachorros con bastante pinta de lobos» (págs. 64-65)
A Rodrigo Fresán y al New Yorker les ha encantado.

lunes, 9 de marzo de 2015

Maria-Mercè Marçal: El senyal de la pèrdua

RAÓ DEL COS
Morir: potser
perdre només
forma i contorns
desfer-se ser
xuclada endins
de l'uter viu,
matriu de déu
mare, potser
només
desnéixer

Terror del cos
que m'ha traït
i malda per
usurpar tot
l'espai desert / el sentit
a contrallei

Aquest estrany
cirurgià
cec mut i sord
com el mur de la mort
que no respon
ni si el crides
pel nom de vida
Et correspon
a tu d'escriure-hi
els mots... de sentit
«un jo de mi»
cec mut i sord, potser

L'agulla de
la desmemòria
inúltilment cus
la boca del drac
Cicatriu.
Ossos fosforescents

«Tot potser no un sentit, però segurament a tot se l'hi pot trobar. En el fons, doncs, tot té un sentit si li saps donar. Aprendre d'aquelles situacions que no pots evitar potser és una bona manera d'esquivar (la sensació d') absurd total.

Avui, noves proves. De fet, m'adono que no he escrit en aquest quadern des del dia abans del diagnòstic: carcinoma mamari assentat en teixit ectòpic. Dos ganglis, de vuit extrets, afectats. Això implica, sembla, ràdio i químio. Demà passat, de nou al quiròfan, ja que la incertesa del diagnòstic no va permetre un buidat axilar exhaustiu que —per a més seguretat— sembla que cal fer.

Ara sóc en les proves prèvies a la químio i altre cop els fantasmes —apaivagats durant una setmana— surten en desbandada. L'altre dia, la gammagrafia òssia, avui l'eco abdominal i les anàlisis de sang [...]» (págs. 44-45)

MARIA-MERCÈ MARÇAL
(Barcelona, 1952—1998)

EL SENYAL DE LA PÈRDUA
Escrits inèdits dels últims anys
Dietari - Cartes a Jean-Paul Goujon
Ed. Empúries, 2014

· Covava l'ou de la mort blanca, Silvia Pérez Cruz
· Visc amb la mort enganxada, fragment llibre
· El meu amor sense casa, recita MMM
· 10 poemes de desglaç

viernes, 6 de marzo de 2015

La insoportable levedad de la vida digital


«En las pocas décadas que la humanidad lleva inmersa en la era digital ha creado datos como para llenar la memoria de tantos iPad que, apilados, casi llegarían a la Luna. El ritmo de creación de información [...] se dobla cada dos años. Para antes de que acabe la década, habrá 44 zettabytes de datos (un ZB es igual a un billón de gigabytes) [...] Lo paradójico es que buena parte de esa información se perderá para las generaciones futuras. El vicepresidente de Google y uno de los padres de internet, Vinton Cerf, alertaba [...] del peligro de que lo creado por esta generación no deje apenas rastro. En la creencia de su eternidad, el homo digitalis ya no imprime fotos, las guarda en formato digital, no escribe cartas, sino que envía email, no almacena discos, sube las canciones a la nube. Una creciente parte de su vida se desarrolla en la red: juega en línea, publica selfies en Facebook y comparte sus pasiones en tuits. Pero lo digital no es tan eterno.

El deterioro de los soportes donde se almacena la información, la desaparición de los programas para interpretarla o las limitaciones impuestas por el copyright harán que, para los humanos del futuro, sea inaccesible. De hecho, ni siquiera habrá que esperar a que los arqueólogos del futuro descubran que, como decía Cerf al Financial Times, los comienzos del siglo XXI son "un agujero negro de información". Los primeros efectos de lo que los anglosajones llaman era digital oscura ya se están notando. El caso de los disquetes ejemplifica el problema planteado por el vicepresidente de Google en toda su complejidad. Fueron el sistema de almacenamiento básico en los años 80. [...] La mayor parte de toda esa información ya se ha perdido. Y si aún queda algún disquete, es cuando empiezan de verdad los problemas: Habrá que encontrar una disquetera que lo lea, rezar para que los datos no se hayan corrompido por el paso del tiempo para que, probablemente, descubrir que el programa para abrir el archivo hace años que no existe.

[...] "No creo que exista un riesgo de que la información de nuestro tiempo vaya a quedar inaccesible, creo que es una certeza. Ya está pasando, cada día, en todo tipo de organización, para todas las clases de datos", afirma Kuny. De hecho, cree que todo lo relacionado con la conservación digital está yendo a peor. "Hay mucha más información nacida digital que antes y apenas hay unas pocas instituciones públicas o privadas que estén activamente implicadas en lidiar con este problema". El primer reto tiene que ver con la física. Cualquiera con una edad que haya intentado ver una cinta VHS sabe del deterioro de los soportes donde se almacenan los datos. La grabación magnética de la información ha sido la dominante en las primeras décadas de la era digital. Aún hoy, los discos duros guardan los datos jugando con la polaridad de las partículas y, por esas cosas del magnetismo, los datos acaban por perderse. [...] Hay formatos que parecen que van a durar toda la vida y después de ella. Es el caso de las imágenes guardadas en formato JPEG o la música en mp3. Pero ¿y si aparece un nuevo formato mejor y los anteriores caen en desuso?

[...] Pero el mayor riesgo de que la información de este tiempo desaparezca en el futuro está en internet. Como muestra el estudio de IDC sobre el universo digital de 2014, la mayor parte de los datos son alojados en la red. Desde los millones de selfies hasta cada minuto de vídeo subido a YouTube, pasando por los comentarios en Facebook, cada vez más, la mayor parte de la vida de una persona se encuentra en algún servidor de alguna empresa y no ya en su álbum familiar de fotografías. Se supone que ni Google ni Facebook van a cerrar mañana. Incluso cuando cierran algún servicio dan un tiempo razonable para que sus usuarios se descarguen todo lo que allí tenían. Google, por ejemplo, cuenta con Takeout, un sencillo sistema para hacer una copia de todos los datos creados y alojados en sus servicios. Pero no siempre es así.

[...] La relevancia que tienen las redes sociales en la vida de hoy, las ha convertido para los científicos sociales en herramientas fundamentales para estudiar las sociedades humanas. [...] Uno de esos investigadores sociales es Alan Mislove, de la Universidad Northeastern (EEUU). Mislove ha estudiado a fondo Twitter. En un artículo publicado el año pasado, comprobó que casi el 20% de los tuits publicados en esta red social se habían esfumado. "Es difícil proyectar que pasará con los tuits perdidos en el futuro", aclara. Para Mislove, "los datos de sitios como Twitter y Facebook ofrecen a los investigadores una capacidad sin precedentes para estudiar la sociedad a una escala y granularidad que simplemente eran imposibles antes".

Si existen tantos riesgos, ¿qué se está haciendo para afrontarlos? Las soluciones son tanto tecnológicas como organizativas y hasta legislativas. Lo más urgente parece ser el problema de la longevidad de los datos, cómo conservarlos para los que vengan después. Las tecnologías de almacenamiento no han variado mucho en todo este tiempo. O se graba la información en soportes magnéticos o, con la ayuda del láser, en discos ópticos. Aunque pudiera parecer que el DVD o el Blu-ray son las mejores alternativas, el futuro seguirá siendo magnético.

[...] Otra cuestión es la de poder reproducirlos con el paso del tiempo. Ese es el mayor temor que expresó Vinton Cerf en su conferencia. Sin las herramientas adecuadas que den contexto a los datos, aunque se conservaran, estos serían ilegibles. [...] Pero el mayor reto es conservar toda la información acumulada en algo tan grande y dinámico como es la web. Internet Archive es el mayor intento que hay para conservar la memoria de la red. Los robots de esta organización rastrean periódicamente la web haciendo copias de las páginas que encuentra y las van guardando. Así, si alguna página desaparece, siempre habrá la posibilidad de recordar como fue.

[...] Pero evitar que esta sea una edad digital oscura es cosa de cada uno. "Todos nosotros debemos convertirnos en nuestros propios bibliotecarios. Cada uno deber ser el responsable de su vida digital. No podremos salvarlo todo y las cosas que decidamos salvar, deberemos hacerlo con cuidado", alerta Terry Kuny, el mismo que ya lo hacía hace 20 años, mucho antes que Vinton Cerf

Texto completo: "¿Hacia una era digital oscura?", Miguel Ángel Criado. El País, 27/02/2015

miércoles, 4 de marzo de 2015

Jean Echenoz: Un año

«Victoire, luego de despertar una mañana de febrero sin recordar nada de la fiesta y encontrar a Félix muerto a su lado, en la cama, hizo su maleta, no sin antes pasar por el banco, y tomó un taxi rumbo a la estación de Montparnasse.
   Hacía frío, el aire era cristalino, las paredes crujían; un frío como para prolongar la disyuntiva y congelar estatuas; el taxi deja a Victoire en la rue de L'Arrivée.
  La estación Montparnasse; tres gotas grises forman un ter- mostato, dentro nieva aún más fuerte que fuera: la antracita encerada de los andenes, el hormigón espantoso del techo, y el metal perlado de los pasillos petrifican al viajante en un ambiente como de morgue. [...] Victoire busca en la pantalla el primer tren capaz de llevarla lo más lejos y rápido posible: uno, que sale en ocho minutos, con destino a Bordeaux.
   Cuando esta historia comienza, el último lugar en el mundo que Victoire conocía era Bordeaux, ni tampoco el sudoeste de Francia, pero conocía bien febrero que, junto con marzo, es uno de los peores meses en París. Si finalmente no estaba tan mal huir en esa época, al menos le hubiera gustado hacerlo en otras circunstancias. Ahora bien, al no tener el menor recuerdo de las horas que habían precedido a la muerte de Félix, temía que sospecharan de haberla causado. Pero ante todo, no quería tener que dar explicaciones, y además le hubiera sido imposi- ble, al no estar segura de no haber tenido algo que ver.» (págs. 9-10)

UN AÑO
Jean Echenoz (1947)
(Un an, 1997)
Trad. Damián Tabarovsky
Mardulce, Argentina 2011
74 páginas
primeras páginas
premières pages
A Alberto Manguel le ha gustado (incluso la traducción).
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